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La Puerta Vieja fue restaurada por Joyadá, hijo de Paséaj, y por Mesulán, hijo de Besodías, quienes pusieron las vigas y colocaron las hojas de las puertas con sus cerraduras y sus barras. Junto a ellos trabajaron Melatías, el gabaonita, y Jadón, el meronita, oriundos de Gabaón y de Mispá, todos a expensas del gobernador del otro lado del Éufrates. A su lado trabajaron también Uziel, hijo de Jaraías, del gremio de los orfebres, y Jananías, del gremio de los perfumeros. Todos estos restauraron la muralla de Jerusalén hasta el muro ancho.

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